En
las entradas que he ido subiendo hasta ahora, he comentado en numerosas
ocasiones la importancia de una propia evaluación del profesorado para tener un
proceso de formación constante y ser capaz de saber dónde falla y cómo lo
podría solucionar.
En
Xarxa TIC, el artículo el cual estoy basando mi entrada, trata sobre este tema
y hace una lista sobre los criterios que deben tener los docentes y los establece
según cuatro dominios:
1. Preparación de la enseñanza.
2. Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje.
3. Responsabilidades profesionales.
4.
Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes.
En
cada uno de los cuatro dominios, aparecen aquellos criterios que se consideran
relevantes para ser lo que se considera un buen profesor. En él aparecen aspectos
tan relevantes como la colaboración con los padres, actualizarse respecto a su
profesión, estrategias de enseñanza que les planteen retos y que sean
significativas, crear unos buenos valores, un ambiente propiciado de trabajo,
que sus estrategias sean coherentes, etc.
Desde
mi punto de vista, la autoevaluación de los docentes acerca de su propia
práctica es un punto fundamental para lograr el aprendizaje de sus alumnos. La
continua evaluación propia de nosotros mismos, no hará ver los fallos que
cometemos, y de esa manera ser capaces de mejorar profesionalmente, y sobre
todo, el proceso de enseñanza-aprendizaje.